Nota / 27
Para asegurar una adecuada mineralización ósea a lo largo de la vida, es esencial mantener una ingesta regular de calcio a través de la alimentación. Los productos lácteos, como la leche, el yogur y el queso, son las principales fuentes de este mineral, ya que además de contener altas cantidades, su biodisponibilidad es elevada, lo que facilita su absorción. Es importante tener en cuenta la edad y las necesidades individuales al elegir el tipo de lácteos: por ejemplo, la leche entera es más apropiada para niños menores de 2 años, mientras que las versiones bajas en grasa se recomiendan para mayores de esa edad y adultos.
El calcio cumple funciones esenciales en el organismo y es clave tanto para la salud ósea como para diversos procesos fisiológicos. Aunque los alimentos pueden contener cantidades significativas de este mineral, el cuerpo humano absorbe en promedio solo un 30% del calcio ingerido. Esta absorción varía según el tipo de alimento y otros factores como la presencia de vitamina D, una adecuada acidez gástrica, la lactosa en la dieta o las propias necesidades del cuerpo. En cambio, el exceso de grasa, el sedentarismo o el estrés pueden disminuir la capacidad de absorción.
La recomendación diaria de calcio cambia a lo largo de la vida:
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Hasta los 6 meses: 200 mg
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De 7 a 12 meses: 260 mg
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De 1 a 3 años: 700 mg
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De 4 a 8 años: 1000 mg
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De 9 a 18 años: 1300 mg
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De 19 a 50 años: 1000 mg
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Hombres de 51 a 70 años: 1000 mg
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Mujeres a partir de los 51 años y hombres mayores de 71 años: 1200 mg
Una correcta ingesta de calcio favorece la formación y mantenimiento de huesos y dientes fuertes, y es un factor protector frente a la pérdida de masa ósea, como en el caso de la osteoporosis.
Además, el calcio interviene en múltiples funciones del cuerpo:
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Favorece la coagulación sanguínea
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Participa en la transmisión de señales nerviosas
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Regula la contracción y relajación muscular
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Facilita la liberación de hormonas y otras sustancias químicas
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Contribuye a mantener un ritmo cardíaco estable
El equilibrio entre una dieta rica en calcio, la exposición adecuada al sol para estimular la vitamina D y la práctica regular de actividad física es fundamental para preservar la salud musculoesquelética en todas las etapas de la vida.
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